Samael Aun Weor
Práctica para Levitar y salir en Jinas
Extracto de Conferencia - LA BÚSQUEDA DE NUESTRA PROPIA REALIDAD
Pregunta. ¿Las leyes que rigen la Cuarta Coordenada son iguales a las de esta Tercera Dimensión?
Maestro. Son distintas las leyes porque en la Cuarta Vertical se puede flotar con cuerpo de carne y hueso y todo, en la Cuarta Vertical las leyes son diferentes.
Pregunta. Maestro, tengo entendido que acá en Chapultepec hay un templo en estado de Jinas. ¿Puede usted pasar a cualquiera con cuerpo físico a ese templo?
Maestro. Sí se puede, pero no se puede ir alguien al templo de Chapultepec sin estar debidamente autorizado; para estar autorizado tiene que merecérselo. Es un templo de la Cuarta Vertical.
Ahora, meterse uno dentro de la Cuarta Vertical no es tan difícil, con un poquito de práctica se puede, todo lo que necesita es un poco de fe.
Se acuesta uno en su cama del lado izquierdo, pone la cabeza sobre la palma de la mano izquierda, invoca luego, por ejemplo, a Harpócrates; tiene que invocarlo con su mantram “Harpócratis” y luego aguardar un poco.
Al acostarse de medio lado, debe acostarse en la forma que tiene el polluelo dentro de un cascarón, dentro de un huevo; en el buró o mesa de noche junto a la cama, hay que poner precisamente un cascarón de huevo de gallina, pintado de color azul; imaginarse uno que está metido dentro de ese huevo, invocar a Harpócrates.
Cuando comienza a sentir una rasquiña en el cuerpo, no hay que moverse, hay una tendencia de uno a rascarse, pero no se debe rascar; si comienza a verse que se están hinchando las manos, las piernas, el cuerpo, es porque ya está entrando en la Cuarta Vertical; cuando ya se vea así como hinchado, levantarse de la cama, de pie de verdad para caminar rumbo a la puerta diciendo: “Harpócrates ayudadme porque voy con mi cuerpo”. Antes de salir de la recámara da uno un saltito con la intención de perforar la Cuarta Vertical; si flota es porque ya está listo, puede salir de la casa y dirigirse con cuerpo de carne y hueso por entre la Cuarta Vertical a donde quiera irse, no hay problema, nada le pasa.
Pregunta. ¿Y para regresar?
Maestro. Pues hay una ley en la Cuarta Vertical que dice: “Todo regresa a su punto de partida original”. En la Cuarta Vertical se cumple esa ley a cabalidad, regresa uno a su punto de partida original. Yo, por ejemplo, hice muchos experimentos en mi presente existencia para aprender a viajar con cuerpo físico por entre la Cuarta Vertical. Les voy a contar una anécdota. ¿Saben lo que es salirme de mi cuarto después de estar bien abrigadito entre las cobijas y salirse uno al patio de la casa, y hasta lloviendo? Además, puede uno recibir una pulmonía y sin poder lograr nada; pero en una de esas tantas salidas, salí y di el salto y quedé flotando; en la Cuarta Vertical me vi flotando y ya en la Cuarta Vertical pude dirigirme perfectamente a donde quería.
Otra vez me puse a llamar a unas personas Jinas para que vinieran a ayudarme, toda la santa noche acostado de medio lado, llamando a esas persona de los estados de Jinas para que vinieran; al fin por allá a las dos o tres de la mañana me sentía en un estado muy especial; alguien me toca un brazo, vuelvo a mirar, una dama está ahí y me dice: “bueno, levántese”. Como soy un hombre de fe me levanté de mi cama, me puse de pie; luego veo que en la sombra, cerca de una mesita que había allí en la esquina, estaban otras damas alrededor de la mesa; tenían allí el Tarot y a través del Tarot ellas habían consultado sobre cuál era la que iba a cargar con la responsabilidad de llevarme a mí hacia Europa. La suerte le cayó a la que me llamó, por eso me llamó, entonces me dijo: “Bueno, a mí me toca llevarlo”. Luego vi con asombro que me tomó como para ayudarme a sostener, entonces yo caminé, atravesé un patio, agarré un largo pasadizo, abrí la puerta, salí a la calle; al abrir la puerta, no se abrió la puerta, sino la contraparte.
Grande fue mi asombro cuando salgo y encuentro que muchas otras personas, hombres y mujeres, viven en la Cuarta Vertical con cuerpo de carne y hueso. Bueno, eché a andar por esas calles. Fue para mí una gran alegría, era uno de mis primeros viajes con cuerpo de carne y hueso en la Cuarta Dimensión; tan grande alegría me dio que resolví levantarme en flote y luego tirarme en picada, como un avión, ¿no? Tuve que dejar esas payasadas cuando me llamó al orden la dama, me dijo: “Señor, yo tengo una gran responsabilidad moral con usted. Si usted continúa con eso se va a matar, se puede matar, acuérdese que va cargando con el cuerpo; aunque esté aquí en la Cuarta Dimensión puede matarse si usted continúa así como va; de manera que, me hace el favor de quedarse tranquilo”.
Luego seguí viajando con ella. En un apartamento del Mundo Astral aguardaba otro caballero, también estaba aprendiendo a viajar en la Cuarta. Llegamos, lo saludamos, me lo presentó la dama aquella y después, ya no solamente me tomó a mí, sino a él también y dijo: “Vamos, atravesemos el océano”. ¡Atravesar yo el océano a estas horas de la noche, atravesar yo el Océano Atlántico! Por un instante me sentí inseguro, me entró a mí una idea: “¿Qué tal que nos saliéramos en estos momentos de la Cuarta Vertical y aquí en medio del océano? Si llegáramos a perder el estado aquel de Jinas, ¿cómo quedaríamos? ¡Ahí no quedaría vivo nadie”!
Bueno, seguimos viajando hasta que llegamos a una playa de Europa. En aquella época estaba la Segunda Guerra Mundial. Pasamos por algunas tierras de Europa donde se encontraban en la Segunda Guerra, entonces el amigo aquel me dijo: “Aquí tenemos que pasar con mucho cuidado porque vamos metidos entre la Cuarta Dimensión, no llevamos documentos de ninguna especie; si desgraciadamente llegáramos a perder aquí el estado de Jinas, caeremos aquí en estas tierras y estamos en la Segunda Guerra Mundial, aquí perdemos la vida, tenemos que se muy cuidadosos”. Pues realmente teníamos que tener mucho cuidado porque hay puntas de acero, objetos metálicos y es muy peligroso. Entonces continuamos hasta que la dama aquella entró a otra casa de Europa donde aguardaba otra persona; entonces nosotros nos quedamos ahí platicando un poco y me dijo él: “No sé qué veo dentro de ti, pero en ti hay un poco de ciencia, otro poco de filosofía y bastante de magia, eso tienes tú por dentro”.
Aguardábamos a la dama aquella que estaba buscando a otra persona que estudiaba la filosofía, aguardamos pacientemente a que la sacara; luego salió ella también y continuamos el viaje, fuimos donde teníamos que ir en partes de la vieja Europa; llegué donde tenía que llegar. Después de haber estado en lo que tenía que estar, entonces me regresé a la casa, llegué y me acosté en mi lecho, y todo perfectamente, el viaje fue maravilloso.
Cuando a uno se le hace difícil entrar en los estados de Jinas, hace las prácticas y no lo logra y quiere uno lograrlo; voy a decirles: se concentra uno en la Siete Potencias, no me refiero a los Siete Genios Zodiacales, no; sino a un grupo de maestros que se llaman las Siete Potencias, con el mantram: “Mueresiranca, Mueresiranca, Mueresiranca”, así hay que cantarlo, “que vengan las Siete Potencias”, y uno les ruega con su corazón sereno y les suplica que le preparen el cuerpo; entonces las Siete Potencias se lo preparan. Ese trabajo hay que hacerlo todas las noches y seguirlo por lo menos durante un año. Ya después que uno considera que su cuerpo está preparado, entonces uno comienza a trabajar otra vez por los estados de Jinas, hasta que lo consiga.
El trabajo con Harpócrates me parece maravilloso, porque resulta que Harpócrates maneja una variante de las fuerzas Crísticas, maneja los estados de Jinas; dondequiera haya un templo de Jinas, ahí está la fuerza Harpocrateana; dondequiera haya una persona que se meta en los estados de Jinas, está la fuerza Harpocrateana, pero hay que saber pronunciar el mantram, el nombre de Harpócrates es Harpócrates, pero el mantram es HAR-PÓ-CRAT-IS, y entonces uno se concentra.
Es conveniente bañarse con hierbas aromáticas cuando se hace el trabajo con las Siete Potencias, eso ayuda mucho; entre ésas está la hierbabuena de menta, el naranjo, la manzanilla, etc., plantas aromáticas; uno escoge plantas que tengan aroma y ayuda a preparar el cuerpo.